sábado, 22 de agosto de 2009

Otras notas abiertas (para la necesaria discusión)

Del camarada Armando para el Comandante Magoya (I)

Querido amigo y respetado comandante:

Recuerdo algunos de nuestros últimos encuentros: en el año 2001, a escasos días del fallecimiento de More, con motivo de la asamblea campesina realizada en La Piedad y donde la propuesta de Jacinto y Caín sobre darle el nombre de esa camarada a las viejas ERFOC (Escuelas Rotativas de Formación Obrera y Campesina) fue aprobada por unanimidad, lo cual comuniqué con humildad al camarada Fausto cuando este telefoneara desde Viena para hacernos llegar a mis hijos y a mí sus condolencias por lo acontecido; en varios eventos en Carabobo de Yaracuy, que ya son tradición en el movimiento revolucionario, organizados por la familia Petit en honor de sus caídos y de todos los mártires de la larga lucha contra el capitalismo y los imperialistas; en ocasión de tu cumpleaños, en tu residencia, donde pudimos departir con Milagro, tus hijos, tu mamá y otros parientes y compañeros y donde expresaste palabras muy sentidas hacia seres de entrañable memoria para nosotros; hace poco, cuando te visité en compañía de una amiga que quería escuchar el Corrido de Magoya interpretado por tu esposa, el cual debería ser grabado por el Ministerio de Cultura y difundido como parte de la épica popular venezolana, y te dejé una botella –vacía- de hermoso diseño, regalada a su vez –llena- la noche anterior en Valencia por el camarada Rodolfo Gutiérrez, militante del viejo PRV y ahora del novísimo PSUV…

Todo lo anterior lo cuento antes de entrar, como diría Renán,`en el “megrullo” del asunto, para enfatizar el afecto que nos une a quienes hemos participado más o menos en el desarrollo de este proceso y que destaca en la salutación de tu carta a Martín, cuando le dices: “Viejo amigo, paisano y camarada…”, porque creo que hemos compartido suficientes sueños para permitirnos confrontaciones ideológicas en las cuales el odio jamás tendrá cabida aunque las contradicciones, a veces, parecieran irreconciliables. Estoy seguro de que la vida, la historia y las fuerzas indetenibles del movimiento popular nos rencontrarán más temprano que tarde en reiterados combates.

Tienes razón, es doloroso ver a Martín en Globovisión, pero también es doloroso no poderlo ver en VTV, tanto como lo fue verte en un Alo Presidente cuando su animador anunciaba la pérdida de vigencia de algunas formas de lucha y organizaciones revolucionarias continentales cuyas definiciones encarnan de alguna manera tu personalidad y tu leyenda. Y a pesar de ese amargo sabor, la última vez que te visité te rogué que llamaras a Martín, que hablaran ustedes dos, que contribuyéramos a la unidad; algo parecido quise promover con Fausto en el año 2000, en casa de Juan Pedro Pereira, Rector de la Universidad Yacambú, en Barquisimeto, y ello me costó una de las peores agresiones verbales, inmerecida por demás, recibida en mi vida, todavía impune pero no olvidada; aparte de Martín, el propio Cabito, el Catire Leo y Jacinto, presentes esa noche, te podrían contar con lujo de detalles mi fracaso conciliatorio; sin embargo, persisto, y tu carta, sobretodo el saludo, reitero, me dan la honrosa oportunidad de hacerlo.

Si algo importante nos ha dejado a los herederos de la Escuela del PRV, el proceso revolucionario en los últimos cuarenta años, es la contradicción entre el pragmatismo y el teoricismo, y si algunos camaradas corporeizan de manera paradigmática esas esencialidades de la acción política son Fausto y Martín; de esas antagonías, que con empeño crítico y creador podrían reconducirnos a la unidad, derivan muchas de las que, en distintos niveles de dirección y militancia nos ha tocado vivir, a unos, cercanos a bondades otorgadas por el uso siempre peligroso del poder, en unas estructuras de pretendido matiz socialista pero del más decadente capitalismo estatista, y a otros, desde el ostracismo, precarias condiciones de sobrevivencia y recursos para impulsar proyectos que algunos conspicuos pragmáticos consideran “existencialistas ”, y desde displicentes y chantajistas exclusiones políticas, mediáticas y productivas. En síntesis, el pragmatismo de Fausto, en cuanto líder de un nutrido grupo de camaradas, ha favorecido realizaciones personales, familiares y colectivas, muy merecidas y justas en notables casos, pero disonantes en relación con nuestra condición anticapitalista y antiimperialista; por otra parte, el teoricismo prevalente en Martín, en cuanto líder y símbolo de más de cincuenta años del proceso revolucionario – el cual no nació en 1998 como puede desprenderse de algún párrafo de tu carta- nos ha conducido a “un diminuto” grupo al aislacionismo político, a una especie de eterna querella entre la leyenda negra y la leyenda dorada, a un fundamentalismo ortopédico que ha hecho del abstencionismo un objeto de veneración religiosa, y a un cultivo de la heroicidad, el mito y la leyenda que propicia una manera de mantener reducidos espacios vitales relativamente dignos y hedonistas.

Al pragmatismo derivado del PRV, el mismo que conduce parte de nuestro capital político y filosófico, educado en la crítica y la autocrítica, en la visión del cuadro como un militante integral, estudioso, amoroso, solidario, desprendido, emprendedor, estoico y creativo, a las aspiraciones inmediatas del poder ( TR, CR, PPT,PSUV ) lo tiene arrinconado en las luchas cotidianas un pragmatismo peor: el militarismo ignorante y autoritario, tropero, oportunista, que tú acertadamente llamas “chavismo militar acomodaticio” y “burocratismo funcionarial”, y nosotros, los duglistas, llamamos sin ningún complejo NUEVA BURGUESIA de la cual no está ausente ni desinformado el entorno presidencial, cuyo jefe personifica un liderazgo carismático de innegable histrionismo, alimentado, entre otras nutrientes ideológicas, de nuestras propias codificaciones conceptuales, pero de un individualismo mesiánico y anacrónico propiciatorio de un culto a la personalidad, una capacidad de improvisación y un “infantilismo de izquierda” que de nuestra escuela no provienen.

Hoy más que nunca es necesario el debate, como simple ciudadano y maestro de tiza y borrador, solicito, a ti y a todos mis queridos camaradas que hoy detentan con orgullo el poder del estado, la realización de discusiones televisadas donde diserten y confronten ideas Martín, Fausto, Fonseca, Reuter, Tú, Arcaya Arcaya, Brito García, Tobi – que está bien maiceao -, Juvencio Pulgar, Doris Francia, Tirso Meléndez, Jerónimo Carrera, David Esteller, Marcelo, Julio Chirinos, Gloria Martí, Mora Muñoz, Domingo Alberto Rangel, Rafael Rossell, Pulsio Dimas Petit, Dávila, Pompeyo, Torres, Timoteo, Dilcia Petit, Agustín Mejías, Treco, Jotajota, Leo, Blanco Muñoz, Saúl Ortega, Roy y el Chino Daza, Sam, Nazim, Quintero Weir, Francisco Ferrer, Laura Prada, Tiamo, Manuel Zamora, Enrique Contreras, César, Rafael Pineda, Boulton, Julieta, Viana, Rebolledo, Oswaldo Rangel, Ivan Pérez, entre otros. A mí, por ejemplo, me gustaría conversar algunas cosas de ética y estética con Fausto. No creo que él, como el presidente con Vargas Llosa, tenga lógicos problemas de jerarquía para discutir, porque yo, aunque nunca he sido ni quisiera ser ministro, me creo tan merecedor como Quiroz Corradi de su atención polémica. No sé si todavía a Fausto lo apasiona la poesía; podríamos conversar como aquella noche de hamaca a hamaca, a orillas del río Portuguesa, sobre Vallejo y Miguel Hernández, mientras los camaradas fugados del San Carlos hacían más ruido que tuqueque enamorado, y Falcón se quejaba de su parotiditis colgado de un mecate, bocabajo; y aunque estábamos avisados de la cercanía de patrullas del ejército nunca imaginamos que andaban capitaneadas por José María… ¡ Duro que fue ese hombre persiguiendo rebeldes ! ¡ Blando que ha sido investigando corruptos !

Recibe un abrazo fraternal extensivo a los tuyos y al Estado Mayor de Montalbán, en especial al Treco y a Jotajota, cuyas ideas intuyo también representadas en tus bien delineadas palabras,

Atentamente,

Luchar Hasta Vencer

armando

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