domingo, 19 de abril de 2009

Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género en Venezuela:
Se les ve el bojote

Jueves, 09 de Abril de 2009

El 20/03/2009 los medios de comunicación de Venezuela y agencias de noticias internacionales difundieron profusamente que la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela legalizaría próximamente las uniones homosexuales como “asociaciones de convivencia”. La vocera fue la diputada Romelia Matute. A los pocos días, la también diputada Marelis Pérez, echó por tierra lo declarado por la diputada Matute.
La propuesta, planteada por la diputada Romelia Matute, quien es integrante de la Comisión Permanente de Familia, Mujer y Juventud de la AN, consiste en la incorporación de un nuevo artículo en la Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género (en discusión en la AN), que dice lo siguiente:
Toda persona tiene el derecho a ejercer la Orientación e Identidad Sexual de su preferencia, de forma libre y sin discriminación alguna, En consecuencia, el Estado reconocerá las asociaciones de convivencia constituidas entre dos personas del mismo sexo, por el mutuo acuerdo y el libre consentimiento, con plenos efectos jurídicos y patrimoniales.
Quien en ejercicio de la libertad a que se refiere el presente artículo cambiare de género por causas quirúrgicas o de otra índole tiene derecho al reconocimiento de su identidad y la expedición o modificación de los documentos asociados a la identificación. Así mismo, el estado garantizará los medios médicos asistenciales que sean necesarios para su cabal inserción y reconocimiento social en condiciones de igualdad.
Hasta hace pocos días, casi nadie había notado la existencia de este proyecto de ley, pero apenas trascendió en los medios de comunicación de masas el contenido del mencionado artículo, empezaron a surgir en diversos foros de internet múltiples opiniones que pueden ser englobadas en posiciones a favor o en contra de la legalización de las uniones entre personas del mismo sexo.
Extrañamente, el párrafo que abre la puerta para el derecho a la identidad de género, no era mencionado en las notas de prensa ni en las discusiones que se estaban dando en el país.
El tema de las asociaciones de convivencia entre personas del mismo sexo equivocadamente llamado en los foros y declaraciones públicas como matrimonio gay parece haber metido el dedo en la pústula de los prejuicios que en materia de la sexualidad todavía imperan en nuestro país.
Empezaron a escucharse los gritos airados de los defensores de los valores familiares. Se manifestaron los patronos de los valores sociales que las lesbianas, homosexuales y demás especies extrañas estamos destruyendo. En un momento determinado, sentí que estaba escuchando a los herederos de la España franquista y no a ciudadanos de una república socialista.
Desde que salió la noticia, suponíamos que la iglesia católica y evangélica ya estarían armando un importante cabildeo para influir en el voto de l@s diputad@s de la Asamblea Nacional. Influencia que no había que desestimar, dado el fuerte ascendiente que las creencias religiosas tienen en muchos de ell@s.
Estábamos planeando estrategias para activar nuestra presencia en los medios de comunicación y en la calle, cuando nos enteramos de que la diputada Marelis Pérez Marcano -presidenta de la mencionada Comisión- afirmó que la Asamblea Nacional no estaba dispuesta a legislar sobre el reconocimiento legal de uniones de personas del mismo sexo y, seguidamente, expuso las razones que las mujeres y la diversidad sexual estamos cansad@s de oír: no es el momento.
En su lugar, y como una forma de limpiarse la cara, propone el siguiente artículo:
El derecho a toda persona a vivir una sexualidad placentera, responsable y libremente decidida y la capacidad de ejercer la orientación sexual e identidad sin discriminación y en condiciones de igualdad.
¿Se supone que debemos estar agradecid@s?
Además, la diputada Pérez Marcano explicó que tampoco se incluirá en esta ley la regulación del aborto porque esta “inquietud” se va a llevar a la Comisión de Política Interior para ser introducida en la redacción del nuevo Código Penal, como si fuera una cuestión de delito y no de derechos humanos y políticas públicas en salud sexual y reproductiva.
Ante este penoso panorama no queda más que confirmar que vivimos en una sociedad mojigata y profundamente gazmoña. La discusión y la aprobación de leyes que reconozcan nuestros derechos ciudadanos está en manos de un@s diputad@s, supuestamente socialistas, que, excepto en contados casos, tienen una formación política e ideológica muy básica, les apesta todo lo que huela a feminismo y, por supuesto, evaden afrontar los temas relacionados con la diversidad sexual.
Ell@s siempre van a afirmar que no es el momento para discutir nuestros derechos, por muchas razones, entre las que destaco:
Much@s de ell@s son los primer@s en sentirse escandalizados y asqueados ante la posibilidad de reconocerle los derechos a tod@s l@s rarit@s que pululan por Venezuela.
Prevalece la idea de que todo lo relacionado con el sexo y la sexualidad son asuntos de la vida privada y no tiene nada que ver con la “gran” política.
Tienen una concepción muy pragmática de la política y sólo calculan el costo político de tocar este tipo de problemas.
No son socialistas de ningún siglo (ni del XIX, ni del XX, mucho menos del XXI), sólo están llenos de puras palabras huecas. En cualquiera de los casos, las consecuencias son las mismas: seguiremos siendo, por un considerable tiempo, ciudadan@s de segunda categoría dentro de un país donde se pregona la justicia, la igualdad y la inclusión para tod@s l@s venezolan@s, sin ningún tipo de distinción.
Est@s diputado@s son, un@s irresponsables, ya que a la hora de tomar este tipo de decisiones que afectan a un amplio sector de la población, no se toman la molestia de investigar sobre estos temas, ni estudian cómo es la situación en otros países, ni analizan cuáles son las convenciones internaciones que nuestro país ha suscrito.
Muchas veces, para exponer los avances alcanzados por las mujeres en nuestro país, se ha afirmado que hay más mujeres en posiciones de liderazgo dentro de las diferentes instancias del Estado y dentro de las organizaciones sociales. Es verdad, y sin dudas significa un cambio fundamental con lo que sucedía en el pasado inmediato, pero es insuficiente.
Sobre todo si las funcionarias y lideresas políticas reproducen eficientemente la mentalidad androcéntrica y heterosexista hegemónica. Nada se podrá avanzar si no tienen una mínima comprensión de las consignas históricas del feminismo de la igualdad, ni que decir de tener un nimio conocimiento de los presupuestos teóricos de los feminismos del siglo XX y XXI.
Las diputadas no se interesan por el tema ni siquiera para imitar a Chávez, quien se ha declarado varias veces feminista (lo cual, aunque el presidente no tiene pleno conocimiento de lo que significa, es un gesto de gran importancia en un país donde se cree que feminista es una especie de insulto).
Lamentablemente, esta situación también muestra la debilidad y poca influencia política que tenemos los grupos feministas y sexodiversos. L@s diputad@s se sienten con el derecho de decidir sobre nuestras vidas y de incidir sobre nuestros derechos ciudadanos, sin tener que verse en la mínima obligación de consultarnos. Hay la percepción de que pueden pisotearnos sin que a nadie le importe y sin que hagamos nada.
Esta situación, independientemente de las acciones de diverso tipo que estamos planeando tomar, debe llevarnos a una evaluación de los errores que hemos cometido en nuestra concepción de nuestras prácticas políticas. Por los momentos, urge reaccionar con contundencia y como un bloque.
Tenemos que convertirnos en una molestia constante, hay que obligarlos a discutir estos temas, tienen que vernos, tienen que oírnos, tienen que confrontarnos. Los vamos a desenmascarar en su incoherencia y en su incongruencia.
Ustedes, diputad@s de la Asamblea Nacional, tod@s, son cómplices por su silencio. Tod@s son un@s farsantes que escupen e irrespetan los principios fundamentales del socialismo por el cual se han sacrificado y han muerto tantas personas. No saben nada de historia. No saben nada de los grandes avances que las sociedades han alcanzado gracias al socialismo y a socialistas consecuentes. ¿Cómo pueden mirarse al espejo? ¿Cómo pueden llamarse socialistas y ser partícipes de la discriminación? Ustedes no llegan siquiera a ser liberales. Ustedes no son socialistas, no saben lo que es eso, simplemente repiten como unos loros esta palabra, creyendo que esto basta para investirlos de la condición de revolucionarios. Les tengo malas noticias, se les ve el bojote. Más temprano que tarde el tren de la historia les pasará por encima y quedará en evidencia lo que realmente son: un@s pacat@s, miedos@s, curer@s, sexistas, misógin@s, capaces sólo de sentir repugnancia hacia tod@s l@s que no entramos dentro de su estrecha visión del mundo.
Guadachi
Universidad Central de Venezuela

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