El fragor del activismo político me llevó a militar a finales de los setenta al lado de Ángel (la bruja) J Márquez y la gorda Priscila López, y por supuesto al lado de los trabajadores textiles del Estado Aragua; donde hasta el final de sus días, esta pareja militante del amor y de la revolución, defendieron. Allí conocí a una de nuestras militantes más aguerrida, quien siendo una imberbe estudiante de bachillerato, periódico “RUPTURA” en mano, iba de portón en portón a “propagar, agitar y organizar” a los trabajadores en sus derechos laborales y al de estar bien informados con su periódico revolucionario. Esta militante de la prensa proscrita en la etapa de la cuarta república era la hoy flamante Fiscal General de
La última vez que tuve oportunidad de ver personalmente a
Reventón, Basirruque, Ruptura, Que Hacer, Tribuna Popular,
Hay medios y hay miedos, camarada Fiscal. Hay miedo a perder privilegios, miedo a perder mayorías, hay también mucho miedo a opinar por temor al calificativo de “contra revolucionario”; pero también hay medios de soportar los miedos y medios para opinar sin miedo; de manera que vaya pensando en ampliar su propuesta legislativa y en vez de esos 17 artículos tenebrosos, incorpore uno a uno todo los delitos tipos que se suponen “existen” en el mundo de la libertad de expresión y la oquedad de los Estados autoritario.
Este dilema es muy antiquísimo, dicen que data desde que el hombre balbuceó sus primeras palabras y muy “recientemente” hasta el viejo Bakunin terminó enfrentado con su camarada Carlos Marx; porque ante el socialismo estatista, ya en el 1848 también se hablaba del socialismo libertario, que suponía incluso el derecho de opinar libremente aun en los regímenes socialistas y revolucionarios. Por eso luchamos en el pasado y anduvimos muchos años repartiendo periódicos y revistas clandestinas, como “El Combatiente” y “Fuego”, editadas y dirigidas entre otros por nuestros comandantes Douglas Bravo, Francisco (flaco) Prada y hasta el mismisimo Fausto. ¿Verdad, camarada Luisa?
*** BOCA PARA HABLAR. Faddy Kallab, un abogado graduado en dos tiempos en la UC, muy conocido en Valencia en donde se le atribuye una bien curtida vida cultural, y sobre todo, además, un aquilatado operador político formado en la izquierda, a la sazón Cónsul del Líbano, con doble nacionalidad, es ahora el nuevo director general de la Asamblea Nacional, equivale decir, el brazo ejecutor de su actividad administrativa y presupuestaria. Se entiende esta llegada al cogollo, por los sólidos nexos de amistad y confianza que tiene Kallab con Soto Rojas, nutridos desde épocas cuando ambos eran señalados de pertenecer a los grupos antijudíos de la OLP y Hamas, e incluso, más reciente aún, fanáticos de Al Qaeda. En Carabobo FK también figuró con éxito en la presidencia de Egreamigos, bendecido por la cercanía con los Maldonado, y hasta se vio ligado con los Salas. Igualmente, el ahora mano derecha del presidente de la AN estuvo en la gerencia regional de Bolívar Banco, entidad financiera intervenida y liquidada por este gobierno, y en cuya administración numerosos miembros de la comunidad ucista se beneficiaron de su gestión, pero también muchos siguen engarzados.
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